En mi entrada anterior hacía referencia al vídeo difundido por el Departamento de Etnografía Digital de la Universidad de Kansas hace ya algún tiempo The machine is us/ing us y al artículo de Merlo (2009) sobre las claves de la web social.
En esta segunda intervención, mi intención es volcar mis reflexiones al hilo de estas dos lecturas de una forma más pausada, sin dejarme llevar por el entusiasmo del blog recién estrenado.
Tanto el vídeo como el artículo llaman nuestra atención sobre la revolución que ha supuesto la red social con respecto a la primera web, una web en la que "alguien" producía y "otros" consumían la información. En la red social todos nos hemos convertido en productores y consumidores potenciales, los denominados prosumers. En definitiva, la web 2.0 supone un cambio más de actitud que tecnológico.
Como afirma Merlo, el navegador (que no es precisamente nuevo) se convierte en la principal herramienta con nuevas posibilidades, pero el principal cambio se da en la participación. Ahora todos somos la red, todos somos responsables tanto de sus contenidos como de su organización. A la primera revolución que supuso el hipertexto, se suma en la web 2.0 la adopción de XML como lenguaje de marcado que permite separar contenido y formato y, de este modo, abre la puerta a la reutilización de los datos entre aplicaciones. Se posibilita así mismo que un usuario con un nivel de conocimientos informáticos limitado sea capaz de producir y compartir con otros. Se trata por tanto de que los usuarios de la red se activen y "hagan cosas" diferentes con la información. En ese contexto, la web social se convierte en un mar de verbos, que nos dan idea de que está en movimiento: compartir, construir, colaborar, comentar...
No obstante, no cabe duda de que este nuevo contexto debe obligarnos a reflexionar sobre sus repercusiones.
El vídeo nos invita a replantearnos aspectos que van desde la ética o la estética hasta la propiedad intelectual, para llegar a reconsiderar nuestra propia personalidad virtual... Como vemos, hay mucha "tela que cortar" en esta red ubicua, y a ello dedicaremos nuestros esfuerzos en las próximas semanas. Otro aspecto que considero que deberíamos tener presente ante esta nueva realidad es lo que Eli Pariser denomina "filtros burbuja", y que explica en este vídeo. Como profesionales de la información y la comunicación, hemos de mantenernos alerta para conservar una actitud abierta y consciente frente al mundo. Debemos evitar aislarnos en nuestra propia burbuja y caer en la tentación de pensar que estamos informados, cuando lo que hemos hecho ha sido crear nuestra propia "zona cómoda" de información, adaptada a nuestros gustos y creencias.
Como reflexión final, me gustaría apuntar que en definitiva la web social nos reta a alcanzar un compromiso entre lo compartido y la personalización, y es nuestra responsabilidad evitar que la "inteligencia colectiva" nos impida desarrollar nuestra personalidad individual.
Revisión: En lo esencial no ha variado mi visión de la web social en cuanto a lo que se decía en este post. Si acaso, puedo decir que me siento más parte de esa realidad que ya sabía que existía, pero que me era bastante ajena. No obstante, me gustaría incluir una reflexión final que va en la línea de algo que se comentó al hilo de la lectura de Merlo (2009), y es que, en contra de lo que se defendía en el último punto, la web social se aleja del décimo punto "El desinterés como base". El desarrollo de la asignatura nos ha dado muestras sobradas de que lo que ocurre en la web social tiene un valor económico difícil de cuantificar, pero incuestionable. Como muestra, valga el hecho de que el artículo de Merlo, gratuito hace unos meses, ahora cuesta 5 euros... que no es ni mucho ni poco, ni digo que no esté bien que se pague, pero es dinero al fin y al cabo.